ENTREVISTA CON DOS REATAS

Ya tenia una semana con la lluvia sobre el territorio de mi pueblo, todo apuntaba, a una tarde tequilera. Así amenazaba el tiempo, las circunstancias echadas a andar sobre mi existencia, no quise culpar a otra cosa mas que a la pertinaz lluvia, esa que un día, hizo que el Chichalaco Cagado exclamará: “mi vieja, es igual que la llovizna, no aprieta, pero ha como moja”.

No lo pensé mucho, digo, para otras cosas como el trabajo si hay que hacerlo, pero para comprarme un Mezcal de los Parejos y dejar la botella vacía, nooooo. Así que después de un litro del líquido más sagrado que da el maguey, el sueño fue muy profundo, no podía despertar por la madrugada, y lo más inteligente que se me ocurrió, fue volar hasta las puertas de la gloria, el cielo, el paraíso o quien sabe como más putas le dicen.

En la puerta esa que abre San Pedro, me recibió, ¿quién se imaginan los lectores? San Pedrooo, un viejo barbón, todo andrajoso, como quien lleva varios siglos sin bañarse. Eso sí, muy respetuoso, me pasó a la amplia sala donde atiende a… ¡los que se murieron!, y fue cuando me empecé a preocupar, ¿qué chingados hago aquí?, me pregunté.

Ya estando ahí, aproveché y le pedí a san Pedro me dejara entrevistar a los últimos muertos que habían tenido la dicha de entrar al reino de los cielos. El de las barbas largas, me explicó que al llegar y ser aceptados por el creador, los seres humanos dejan de tener nombre y de acuerdo a como se portaron en la tierra, les dan un sobre nombre, me sugirió entrevistara a dos, a los cuales Dios hoy les había acomodado el alias de reata uno y reata dos.

A decir de don Pedro, se les dice así por que -son mucha… no puedo completar la frase- me aseguró. En eso se escucho una música celestial (algo así como sacra) y una voz fuerte media temblorosa, casi aguardentosa, que decía: “yo soy el creador del universo, yo si puedo completar la frase, a ellos les decimos reatas, por que son mucha verga”.

Así fue como me encontré cara a cara con los dos, que además habían sido mis amigos cuando transitaban en este valle de lágrimas, que es la tierra. Me senté junto a ellos, solicite entrevista.

A Reata uno, le pregunté cual era su preocupación después de haber dejado la tierra, a esto aseguro que aún seguía acá guiando y apoyando a sus 5 hijos, en su tiempo libre destinaba la poca energía que le quedaba para propiciar que su familia entendieran el significado de su muerte terrenal.

A Reata dos le preocupaba que su ejemplo como líder de una región de Coalcomán, se desvaneciera en los intereses mezquinos del PRD. Se le veía hasta angustiado, de tan solo pensar que pudiera tomar posesión Peña Nieto –que pecado cometimos los mexicanos para estar en la antesala del regreso del poder unipersonal, dinosaurico del PRI?- se preguntó.

Las dos reatas murieron de manera violenta y por razones que nunca merecieron, los dos eran líderes, los dos luchadores, uno en la costa y otro en la sierra… la desaparición física de los dos fue muy dolorosa para el que escribe y para mucha gente.

¿Cuándo creen que se acabe la violencia en México?, les pregunté. Los dos coincidieron “parece no tener fin, pero el mejor ejemplo de como combatirla es Cherán”. Reata uno definió la situación como insoportable, Reata 2 dice no solo el pueblo organizado “podrá sacar a mi patria de la pesadilla”. Los dos consideran que los partidos políticos “valen para pura madre”.

La entrevista tardó varias horas, las tripas me gruñían de hambre y San Pedro quería, el muy pinche que comiera… maná, ¡no mames!, le dije al de las barbas, el maná es seco, insípido y yo traigo una sed de la chingada. San Pedro se hizo el chistosito, y me tira una cubeta con agua en la cabeza.

Fue entonces que desperté con un dolor de mollera que me hizo ir al refri haber si había una cerveza. Salí al patio y vi dos sogas de lazar, en una se leía: Teódolo Santos y en la otra Rafa Urzúa.

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